sábado, 22 de septiembre de 2018

PLAN DE CLASES LENGUA CASTELLANA GRADO 8º CLASE Nº 19


INSTITUCION EDUCATIVA LICEO LA PRADERA
PLAN DE CLASES LENGUA CASTELLANA GRADO 8º---
DOCENTE FREDY PADILLA BAUTISTA
FECHA………………………………………CLASE Nº 19
TEMA: EL TEATRO, LA COMEDIA Y LA TRAGEDIA
TIEMPO DE EJECUCIÓN: Cuatro periodos de clases  aproximadamente.
ESTANDAR: Utilizo el discurso oral para establecer acuerdos a partir del conocimiento de los argumentos de mis interlocutores y la fuerza de mis propios argumentos.
LOGRO: Caracterizar textos dramáticos diferenciando su estructura, intencionalidad y lenguaje de otros tipos de texto de carácter literario.
COMPETENCIAS
TEXTUAL: Analiza las características propias de un texto como el narrativo: voz que narra, punto de vista de dicha voz, tipos de personajes, lugar, tiempo, orden la historia, recursos como la descripción o el diálogo, entre otras. (DBA-6)
COMUNICATIVA: Identifica el nivel de formalidad o informalidad que se da en un diálogo con sus compañeros. (DBA-5)
LITERARIA: Evalúa el uso adecuado de elementos gramaticales y ortográficos en las producciones propias y en las de otros. (DBA-8)
NDICADORES DE DESEMPEÑO                     
Infiere contenidos ideológicos o culturales en los textos que lee.
Aplica categorías a conceptos para describir la estructura del texto y caracterizar personajes.
CONTENIDO   
El teatro: Es el género al que pertenecen las obras escritas en prosa o en verso, se representan en público por unos actores. Los textos están escritos en forma de diálogo y no suele haber narradores .Los espectadores saben lo que ocurre a través de las palabras. En el texto escrito, cada intervención está precedida por el nombre.
 En los textos suele haber acotaciones, las acotaciones son aclaraciones del autor sobre el vestuario, la decoración, los movimientos del personaje...
Las acotaciones o no están escritas de la misma forma que el texto o están entre paréntesis.
La Comedia: Del latín comedia, una comedia es una obra que presenta una mayoría de escenas y situaciones humorísticas o festivas. Las comedias buscan entretener al público y generar risas, con finales que suelen ser felices. Comedia es también el género que agrupa a todas las obras de dichas características.
La Tragedia: Las tragedias son obras teatrales en las que los personajes se enfrentas a graves conflictos. Los personajes de las tragedias suelen estar dominados por fuertes sentimientos como el amor, el odio, la ambición...
 La seriedad de los asuntos planteados en la strajedias contras ta con la ligereza de los contenidos de la comedia.
 Entre los grandes autores de tragedias podemos destacar a un escritor inglés William Shakespeare.

ACTIVIDAD

REPRESENTA LA OBRA ASIGNADA SEGÚN EL CASO

Esta es una obra de teatro cómica de 4 personajes escrita por Fabián Choque. Si te gustó puedes revisar otras del mismo autor como "Un duende un poco apurado",  "Basta de abusos, basta de bullying" y "El Slenderman"

Título: ¡Vamos a la playa!
Autor: Fabián Choque

Personajes:
Don Rogelio (El Papá)
Doña Lola (La mamá)
Timmy (El hermano menor)
Sabina (La hermana mayor)

(Se abre del telón y aparece toda la familia corriendo por todo el escenario totalmente apurados)
Doña Lola: ¡Apúrense por favor que ya tenemos que irnos! ¡Ay! (Sigue corriendo por todo el escenario)
Sabina: (Se pone frente al público toda desesperada. Se queda en silencio por un momento) ¡No encuentro mi bloqueador! (Se coge la mejillas) ¡Me voy a quemar la piel!
Timmy: (Poniéndose a su lado, la abraza y le jala de la mejilla) ¡Gran cosa por este pellejo!
Sabina: (Lo empuja) ¡Cállate, renacuajo! ¡Vete! (Grita desesperada) ¡¡¡Mamá!!!
Doña Lola: (Va hacia ella) ¡Qué pasa, hija!
Sabina: (La abraza) Mamá, no podré ir.
Doña Lola: (La mira sorprendida) ¡Por qué no, hija! (Se acerca a ella)
Sabina: (Se coge la cara mientras mira a su mamá) ¡Porque me malograré el cutis con el sol!
Timmy: (De lejos) ¡Es pellejo!
Sabina: ¡¡¡Mira, ya cállate!!! (Ve a su mamá) ¡Qué hago, mami! (Apoya la cabeza en su pecho)
Doña Lola: (Le golpea suavemente la cabeza) Ya hijita (Mira a todos lados como buscando a alguien) Ya, ya, ya (Ve a su esposo) ¡Mira, acá está tu papá! (Toma su mano y lo jala hacia Sabina) ¡Él sabrá cómo ayudarte! (Mira a su esposo y le habla en secreto) ¡Ayuda a tu hija, oye! (Se va)
Don Rogelio: (Abrazándola mientras mira a su esposa, molesto y le habla en secreto) ¿¡Cómo safaz del bulto, no!? (Mira a su hija) ¡A ver, qué pasa hija!
Sabina: ¡Papá, se me ha perdido mi bloqueador y se va a malograr mi tersa piel!
Timmy: ¡Se va a parecer a la vieja del “Titanic”! (Se ríe)
Sabina: (Toma un adorno de la mesa de centro y se lo lanza a su hermano) ¡¡¡Ya cállate!!!
Don Rogelio: (Ve a su Timmy) ¡Ya no molestes a tu hermana! (Ve a su hija y la sigue abrazando)
Sabina: ¡Qué hago, papi!
Don Rogelio: ¡Ya no te preocupes, hija! (Pasa su esposa y le muestra su reloj en señal que se apure) Mira, llegando allá te compraré un sachet para ti solita, ¿OK?
Timmy: ¡Sí, cómprale porque si no todos van a preferir ahogarse en el mar! (La mamá se acerca a él por detrás y se lo lleva de las orejas fuera de escena)
Doña Lola: (Mientras se lo lleva fuera de escena) ¡Deja de molestar a tu hermana!
Timmy: ¡Auch….mamá me duele! (Mira a su hermana) ¡Ya ves lo que causas, “pellejitos”!
Sabina: ¡Fuera de acá! (Mira a su papá) ¡Papi! (Coloca la cabeza en el pecho de su papá)
Don Rogelio: Vamos hija (La abraza y camina con ella) ya verás que seguirás siendo la misma chica linda de siempre con o sin bloqueador, ¿Está bien?
Sabina: (Con voz triste) Eso espero (Van saliendo de escena) ¡Ya mi hijita, ya!
Timmy: (Desde fuera del escenario) ¡Ay, Freddy Krugger!
Sabina: ¡¡¡Mamá!!! (Luego de unos momentos, entra Timmy a escena de puntas y se pone a buscar algo debajo del sofá) (Después, saca el bloqueador de su hermana, con mirada maliciosa)
Timmy: Acá está (Se ríe. Después, toma un recipiente con mayonesa y le pone otra etiqueta)
Timmy: (Va saliendo de escena, caminando y saltando) ¡Hermanita, ya encontré tu bloqueador! (Se va cerrando el telón)
Fin










Título: ¡¡¡Esto es un asalto!!!
Autor: Fabián Choque

Personajes:
El Pillo
El Gandaya
La Cajera
La Clienta
El Policía

(Mientras se encuentran haciendo sus cosas rutinarias en el banco, dos personas con máscara entran y gritan)

El Pillo: ¡¡¡Esto es un asalto!!! ¡¡¡Arriba los monos!!! (La clienta y la Cajera se miran extrañados. Él pone la punta de la pistola en su cabeza y se queda algo pensativo) No, esperen.
El Gandaya: (Le dice en el oído y en voz baja) Se dice, “Arriba las manos”
El Pillo: ¡Ah, chuma verdad! ¡¡¡Arriba las manos!!! (Las dos reaccionan y recién comienzan a asustarse)
El Pillo: ¡Quiero que me den todo el dinero que tienen! ¡Para hoy!
La Cajera: Muy bien. ¿Me dan el número de su cuenta, por favor?
El Pillo: Sí, anote es el… (El Gandaya golpea la cabeza de su compañero)
El Gandaya: ¡No seas tonto, oe! (Mira a la encargada) Mételo todo en estas bolsas ¡Y rápido!
La encargada: ¡Sí, en seguida! (Va a colocar el dinero en las bolsas que les dio).
La Clienta: ¿¡Pero dónde está la policía cuando se le necesita!?

(En eso, sale del baño el oficial; flojo y totalmente indiferente ante la situación)

El Policía: ¡Ay, qué rico! (Voltea y ve a la Cajera y a la Clienta tiradas en el suelo boca abajo) ¿Qué está haciendo ahí? ¿Qué, está calientito el piso o qué? (Ella le señala con el dedo a los asaltantes) ¿Qué pasa? (Voltea y ve la punta de las pistolas en su cara) (Se asusta y comienza a gritar) ¡¡¡Mamaaaaaaaa!!!! (Al instante se arrodilla y junta sus manos) ¡Por favor, no me maten tengo esposa con dos hijos y otros tal vez por ahí!… ¡Yo que sé pero por favor no me maten por su madrecita linda!
La Clienta: ¡Oiga! ¿¡Pero qué clase de policía es usted, que no cumple su deber aprehendiendo a esos rufianes!?
El Policía: (Le quita la pistola al Pillo y se la muestra a la Clienta) ¿¡Y qué, no ha visto el tamañote de arma que tienen!? (Se la devuelve al asaltante)
La Clienta: (Se coge la cabeza) ¿Y para esto pago mis impuestos?
El Gandaya: ¡Al suelo usted también! ¡¡¡Rápido!!!
El Policía: ¡Ya voy! ¡Ya voy! (Se echa al suelo, al costado de la Clienta y ella le dice)
La Clienta: (Dice con sarcasmo) “¡Ahora que usted está a mi lado, me siento más tranquila!”
El Policía: ¿Ah sí? ¿Y qué cree? ¿Qué yo soy superman, que las balas me chocan y rebotan?
La Clienta: ¡Ya mejor…cállese la boca!

(Llega la Cajera con las bolsas de dinero)

La Cajera: (Le da toda atemorizada) Acá está.
El Gandaya: Espero que esté todo.
La Cajera: Si desea, lo puede contar.
El Pillo: A ver... (Abre la bolsa y sacando el dinero, comienza a contar) 100, 200, 300… (El Gandaya toma la mano de su compañero y lo mira con ojos furiosos) ¡Pero compañero! Hay que estar seguros que no nos falte nada…
El Gandaya: Guarda… eso… ahora… ¿Ok?
El Pillo: Muy bien, pero luego no vengas a reclamar que te han robado, ah.
El Gandaya: Si no te callas ahora, vas a estar con ellos en suelo.
El Pillo: No te quejes después, no más…
El Gandaya: ¡¡¡Ya!!! (Mira a la Clienta y a la Cajera) Bueno bueno, estos caballeros, se retiran. Muchas gracias por su colaboración.
El Pillo: Sí, y para cualquier asalto o secuestro, acá está nuestra tarjeta (Se las entrega mientras lo quedan mirando con extrañeza)
El Gandaya: Este… (Extiende su mano hacia la tarjeta) ¿Me lo prestas un momento?
El Pillo: Sí, las acabo de mandar a hacer, ¿Te gusta? (Comienza a leerlo y mientras lo hace, la expresión en su rostro comienza a cambiar)
El Policía: ¡Inaudito!, ¡Ahora hasta los asaltantes hacen su “cherry”! ¡Qué tal raza!
La Clienta: ¡Usted cállese, que para policía es un completo inútil!
El Policía: ¡Oiga no le permito que me insulte! ¡A la policía, se le respeta!
La Clienta: ¡Qué “a la policía se le respeta”! ¡Si usted para lo único que sirve, es para comer e ir al baño! (Los asaltantes discutían en silencio sobre la tarjeta)
El Gandaya: ¿¡Pero has gastado la plata en esto!? ¿¡Qué tenías en la cabeza!?
El Policía: Una pierna de pollo. Sí, eso es lo único que pude comer. Me va a perdonar ¿Pero, sabe usted a qué se parece?
El Pillo: A la “Tía Camote”, a ella le encargué las tarjetas.
El Gandaya: Mira ya olvídalo y vámonos (Ve a las personas) Bueno fue un gusto hacer trato con ustedes, nos vamos (Los dos se retiran apuntándoles con sus armas mientras que los otros se quedan en el suelo asustados, hasta que se fueron. A los pocos segundos, entra El Pillo rápidamente y les deja la tarjeta)
El Pillo: (Habla en voz baja) Acá abajito está el número, llámenos (Al instante de dejarles la tarjeta, se va. Todos se quedan mirándolo muy sorprendidos y extrañados. Luego, se levantan).
El Policía: (Todo cursi, toma la palabra) Tuvieron suerte esta vez (La Clienta lo mira con indignación).
La Clienta: Mire, mejor cállese antes que me amargue (Va donde la Cajera y la encuentra maquillándose) ¿¡Y usted, qué está haciendo?
La Cajera: ¡Ay pues con todo esto, se me cayó todo el maquillaje!
El Policía: Bueno lo que es por mí, esta pelea me ha dado hambre. ¡Ya regreso, voy a comer!
La Clienta: ¡Oiga! ¿¡Y usted a dónde cree que va!?
El Policía: ¿Qué? ¿También quiere un sanguchito? Hay de pollo, de chancho de…
La Clienta: ¡Qué sanguchito, ni que “ocho cuartos”! ¡Lo que debe hacer es investigar este asalto para atrapar a los asaltantes!
La Cajera: Este lo único que atrapa es una papa rellena con ensalada.
El Policía: Y un poco de ají.
La Clienta: ¡Esto es el colmo de la desfachatez! ¡Me voy de aquí! (Se retira totalmente molesta)
El Policía: Bueno, yo sí me voy a comer. Ya vengo (Se va todo despreocupado)
La Cajera: Y aprovechando que no hay clientela, voy al baño a maquillarme. (Se va caminando como si fuera una modelo de pasarela)
Fin



EXPERTO EN ALMA
MARÍA CECILIA SERRANO
 
PERSONAJES: Claudio y Darío, son hermanos
Mauricio, primo de Claudio y Darío
La obra se desarrolla en un living. Al fondo una ventana bajo la cual, en una mesa pequeña hay un teléfono, tres sillones, un bar. A la izquierda una puerta que da a la calle y a la derecha otra que da al interior de la casa.
Darío recorre la habitación, inquieto, gesticulando.
 DARÍO: —¡Increíble! Siempre por algún motivo hay que hacerse problema. ¿Cómo se hará para vivir tranquilo? (se sienta en el sillón más próximo al teléfono y hace un llamado) Hola, sí, ¿Claudio? (pausa) Habla Darío (pausa) No te hagas el idiota que no es gracioso. Venite que quiero hablar con vos (pausa) ¡Venite y listo, che!, no sigas diciendo pavadas. Chau. (Cuelga con brusquedad)
Se levanta, sacude la cabeza, se sirve una copa, murmura y camina nervioso mientras espera. Se oye el sonido del timbre, abre la puerta que da al exterior.
 CLAUDIO: —¿Qué tal viejo? (entrando con toda naturalidad y confianza, mientras Darío cierra la puerta se sienta en un silón y apoya los pies en otro) Vamos a ver qué pavada te preocupa hoy. De paso servime una copa a mí también que vengo con la garganta sequita.
DARÍO: —(sirviéndole la copa que pidió) ¡Claro! Para el tipo todo son pavadas. Nada es lo suficientemente serio como para preocuparse, en especial si no es él mismo ¿no?
CLAUDIO: —Bueno, cortála. Dejá de hablar como el viejo y decí de una vez, ¿qué carajo pasa?
DARÍO: —Pasa,… pasa que Mauricio está dado vuelta de nuevo.
CLAUDIO: —¿Qué Mauricio?
DARÍO: —(Indignado) Cómo, ¿qué Mauricio? Estás tan convencido de que no hay que ocuparse de una mierda que ya ni te acordás de que Mauricio, tu primo mayor, tiene problemas?
CLAUDIO: —¡Ah! Mauri, ¿qué pasa ahora con Mauri?
DARÍO: —Ocurre que está totalmente del tomate, dice que va a inaugurar una escuela.
CLAUDIO: —¡Bueno!, entonces no es para tanto, si hablara de un prostíbulo, ¡todavía!, ¿pero una escuela?…
DARÍO: —(Se para, se acerca la ventana y habla mirando hacia fuera) ¡Justamente!, un prostíbulo no me preocuparía tanto tratándose de él (se vuelve de frente a Claudio) pero ¿vos tenés idea de los conocimientos que tiene?, ¿qué estudios cursó?, ¿si terminó alguna carrera?, ¿un profesorado? o ¿algo? Que yo sepa no estudió un carajo. Entonces, (grita) ¿qué mierda de escuela puede abrir? ¡Me querés decir Claudio!
CLAUDIO: —La verdad es que no sé quien está más loco, si vos o Mauricio. (Se pone de pie, camina parsimonioso por la habitación, enciende un cigarrillo) ¿Te pidió guita?, ¿te hizo firmar algo?, ¿qué puede pasar, boludo? Alcanzáme un cenicero, por favor.
DARÍO: —(Le da el cenicero que estaba sobre la mesita del teléfono) Entendé Claudio, no es sólo cuestión de guita y firmas. Se trata de que nos hicimos responsables por él y si a este loco le da por meterse con menores, se arma el quilombo ¿o no?
CLAUDIO. —Tranquilizate. Mauricio estará chapita, pero no es para tanto. Además está medicado y no es ningún pendejo ¿qué edad tendrá ahora?, ¿cuarenta? Si no me equivoco a vos te lleva diez y a mi quince ¿no? Pensalo, es grande… está controlado…, no hagamos boludeces nosotros, che.
DARÍO: —Está bien, pero ponete en mi lugar. Me llama hoy a la mañana y me vomita así, como si nada: ¡felicitame, voy a abrir una escuelita!
CLAUDIO: —¿Y qué le contestaste?
DARÍO: —Nada, le seguí la corriente. Me parece bárbaro, le dije. ¿Ya lo tenés decidido?, le pregunté.
CLAUDIO: —¿Y él?
DARÍO: —(Se sirve nuevamente) Como si nada, entusiasmado me contestó: "tengo todo encaminado mentalmente"; menos mal que lo aclaró porque a mi ya me estaba estallando el bocho.
CLAUDIO: —¿Qué?, "¿mentalmente", te dijo? (Gritando) ¡Vos sos mil veces más pelotudo que él! ¿Hacés semejante quilombo porque el infeliz de Mauricio tiene (recalca) "en mente" abrir una escuela? Estás absolutamente perdido, hermano. Servime otra copa, no te hagas el distraído que de alguna manera tengo que superar este bajón. Dale, que termino el trago y me las tomo.
DARÍO: —Ni lo sueñes, Mauricio debe estar por llegar. Le dije que viniese a esta hora, lo llamé un rato antes que a vos.
CLAUDIO: —¡No me jodas! ¡Q'hijo de mil!
Se bajan las luces. Fin de la primera escena.
 ESCENA SEGUNDA
El mismo lugar, Claudio y Darío sentados uno frente al otro.
Suena el timbre
 CLAUDIO: —Ahí lo tenés.
DARÍO : —(Va hacia la puerta que da al exterior.) Hola, pasá.
Entra Mauricio, de apariencia soñaradora, mirada perdida.
CLAUDIO: —(Se pone de pie, avanza con los brazos extendidos hacia Mauricio) —¿Qué decís? ¡Tanto tiempo, viejo! (Se estrechan en un abrazo, se palmean la espalda mutuamente)
MAURICIO: —¡Claudito!, ¡si te habré cantado para que te duermas!
CLAUDIO: —Bueno, loco, de eso hace siglos, ya nos vimos bastantes veces desde aquella época ¿no?
MAURICIO: —(nostálgico) Es verdad, pero cada vez que te veo me acuerdo y… (dejando de lado la nostalgia) ¿Te dijo algo tu hermano, che?
CLAUDIO: —(Se sienta en el lugar donde estaba Darío, Mauricio lo hace en frente) Algo me dijo, pero no entendí mucho (cínico) por eso le pedí a Darío que te llamara así nos contás tranquilo y en detalle (Darío lo mira furioso, gesticulando, de pie detrás del asiento de Mauricio) Decime ¿pensás en una escuela secundaria, en algún instituto de idiomas o algo tipo guardería, quizás?
MAURICIO: —¿Estás loco? ¿Quién carajo me va a dar una habilitación para algo así? No, lo mío tiene que ser más modesto, más tranqui. (Claudio mira a Darío desafiante)
DARÍO: —(Se ubica de pie frente a la ventana, a Claudio, burlón) Yo te dije que a Mauri no se le iba a ocurrir ninguna barbaridad de esas. El tipo es razonable, yo siempre aseguré eso, si no, no hubiese aceptado firmar para que saliera del instituto.
CLAUDIO: —¡Bueno, bueno!, pará que firmamos los dos. Además yo sólo estaba preguntando, a mí nunca se me cruzó que Mauricio no fuera razonable; después de todo no estuvo allí por algo grave. ¿No?
MAURICIO: —¡Claro que no era algo grave! Son capaces de encerrar a cualquiera por nada, en mi caso por interrumpir el sermón del cura cuando dijo que el alma sólo puede conocerla Dios.
DARÍO: —¡Vamos boludo, contá! Contá cuál es tu proyecto.
MAURICIO: —(Con aire de suficiencia) Ustedes saben perfectamente que yo soy un ser muy sensible. Durante el tiempo en que estuve internado desarrollé mi capacidad perceptiva en forma más que importante. (Darío y Claudio intercambian miradas significativas) Ocurre que debí ocultarlo porque nadie comprende estas cosas. Si uno tiene lo que yo llamaría "capacidades especiales, no habituales", lo tildan de chiflado. Gracias a que hace bastante que la inquisición en su forma histórica terminó de aplicarse es que no lo acusan a uno de brujería y lo queman en la hoguera, pero Freud y compañía no lograron que los "perceptivos" no corramos riesgos, distintos a la hoguera, pero riesgos al fin…
CLAUDIO: —(Interrumpiendo) ¡Totalmente de acuerdo! Esta es una sociedad hipócrita que no acepta al diferente. (a Darío) Tomemos una copita para matizar, servile a Mauricio.
MAURICIO: —No, gracias.Yo soy un tipo conciente, sé que la medicación que tomo no debe mezclarse con alcohol y no quiero mandarme ninguna cagada.
CLAUDIO: —¿Te das cuenta, boludo?, ¿quién podría acusarte de nada? Pero el mundo está lleno de injusticia.
DARÍO: —(Le sirve a Claudio) Mucho bla bla bla, pero hasta ahora no sabemos que querés hacer.
MAURICIO: —Supongo que tendrás algo sin alcohol. Podrías traerme gaseosa, jugo, agua, ¿no? Servime algo y les cuento.
DARÍO: —(Saliendo por la puerta de la derecha) Ya te traigo, ya te traigo.
CLAUDIO: —(Se pone de pie) Es como vos decís, por ejemplo yo: tengo la capacidad de beber alcohol en cantidades más grandes que la mayoría sin que me haga ningún efecto nocivo. Pero, claro, tengo que reprimirme porque si no me tratan de curda. No saben escabiar, pero opinan.
DARÍO: —(Vuelve con un vaso con gaseosa que le entrega a Mauricio) Tomá, disculpáme que no te ofrecí nada antes, pero estoy tan entusiasmado con tu proyecto que… (se sienta con aire interesado y enciende un cigarrillo).
CLAUDIO: —(A Darío ) Tomá el cenicero. Bueno, Mauricio: somos todo oídos.
MAURICIO: —(Avanza hacia el centro de la habitación) Voy a fundar… ¡Chan Chan Chaaachaaan! (hace bocina con las manos)… ¡La Primera Escuela de "Interpretación de miradas"! (Claudio y Darío se miran con ojos desorbitados y la boca abierta)
DARÍO: —(Se acerca lento por detrás de Mauricio y le rodea los hombros) Vamos a ver, vení, sentate. ¿Cómo es eso de la "Interpretación de miradas"?, suena original.
MAURICIO: —(Sentado junto a Darío) Cualquier ser humano con un mínimo de inteligencia sabe que la mayoría de las veces la gente no se presenta ante los demás como realmente es ¿no?
CLAUDIO: —(Sentándose frente a los otros dos) Absolutamente de acuerdo, hermano, ya te lo decía: la sociedad es hipócrita.
MAURICIO: —(Se pone de pie y camina mientras habla) Bien, dado que casi toda la gente no expresa lo que en realidad siente, por razones varias, convengamos en que no siempe es adrede, con mala intención o por conveniencia, se hace necesario aplicar un método de interpretación de miradas. Ustedes se preguntarán ¿por qué de miradas? (los primos asienten con la cabeza) Porque ya desde la inmensidad de la historia se ha dicho que (con tono declamativo) "La mirada es el espejo del alma", ¿ y qué es el alma sino la escencia de cada persona?
CLAUDIO: —¡Vamos Mauricio todavía!
MAURICIO: —Gracias, continúo: durante mi estadía entre seres que fueron marginados de la sociedad por ser auténticos exponentes de la transparencia, entiéndase locos, pude observar reacciones y actitudes que directamente eran registrables en sus miradas a través de la profundidad, brillo o intensidad. Al alejarme de ese entorno y establecer comparaciones con las personas que actualmente forman mi círculo social logré identificar las respectivas miradas y su significado; lo que pretendo es que otras personas adquieran este saber.
CLAUDIO: —(Aplaude) ¡Fabuloso!, Mauri a vos el loquero te dejó de diez (lo abraza y palmea efusivamente).
DARÍO: —¡Fantástico Mauricio, estamos con vos!

MAURICIO: —¡Gracias muchachos!, yo sabía que podía contar con el apoyo de ustedes. Bueno, me voy, les dejo la inquietud (se dirige a la puerta de salida) .
DARÍO: —(Acompañando a Mauricio) Decinos Mauricio y… ¿qué título les darías a los egresados de tu escuela?
MAURICIO: —(Gira hacia el centro) ¡" EXPERTO EN ALMAS "!
Las luces se bajan. Fin de la Segunda Escena.

 ESCENA TERCERA
La misma habitación de las escenas anteriores, a oscuras.
Se oye ruido de llaves en la cerradura. Por la puerta de calle entran Claudio y Darío que enciende la luz ambos están cabizbajos. Usan ropa diferente dando idea de que se trata de otro día. Claudio toma asiento.


DARÍO: —¿Querés tomar algo?
CLAUDIO: —(Con voz profunda y amarga) ¡Qué sé yo! No sé ni lo que quiero. ¡Bah!, servime una copa de cualquier cosa, en este momento todo me da lo mismo.
DARÍO: —Bueno, ¡che! No sos el único que está mal, después de todo nadie hubiese querido ésto (sirve dos copas).
CLAUDIO —¿Dónde quedó el cartel?
DARÍO: —Lo dejé allá afuera, apoyado contra la pared, ¿por?
CLAUDIO: —Voy a entrarlo (se levanta y sale por la puerta de la izquierda)
DARÍO: —(Pensando en voz alta) ¿Para qué mierda querrá entrar el cartel?
CLAUDIO: —(Entra con una madera de fondo claro, se ve escrita una leyenda fileteada en tonos azules y rojos, lee con tono de anuncio) "Escuela de Interpretación de Miradas".Título oficial: "Experto en Almas ". ¿Me parece a mí o interpretación va con "C"? (Darío asiente con la cabeza) El ronco es una bestia, mejor hubiese sido que le encargara el laburo a otro.
DARÍO: —Bueno, ya fue. Ahora lo que menos importa es cómo se escribe interpretación. ¿Qué estará haciendo Mauricio?
CLAUDIO: —¿Cómo qué estará haciendo?, lo deben tener dopado, capaz que duerme todo el día y sólo lo despiertan para enchufarle pastillas.
DARÍO: —(Pensativo) Tendríamos que haberlo previsto
CLAUDIO: —Que yo sepa la idea de que Mauricio experimentara y profundizara sus conocimientos fue tuya, ¿o me equivoco?
DARÍO: —No, claro que no te equivocás. Pero algo había que decirle y además, ¿quién podía pensar que se le iba a dar por experimentar con esa pobre gente?
CLAUDIO: —¡Pobre gente, pobre gente! A mí no me parece tan pobre gente, por unos mangos roñosos estuvieron dispuestos a ser conejillos de indias (se sienta).
DARÍO: —Hoy por hoy, sin laburo, la gente agarra cualquier cosa. De últimas cómo carajo podían llegar a saber que Mauricio se iba a pirar. En realidad nadie hubiese podido imaginar que se volvería agresivo, justamente cuando se mostraba tan espiritual. Dentro de todo a nosotros no nos fue tan mal, a pesar de habernos hecho responsables pudimos zafar. El que no zafó, fue él.
CLAUDIO: —¿Te imaginás la escena? (se levanta, representa la posible escena) El tuerto sentado en la silla y Mauricio en frente de él mirándolo fijo…, tapándose un ojo…, guiñando el mismo que le falta al tipo…, alternando con el otro… El tuerto que empieza a sentirse incómodo y se mueve, Mauricio que le grita que se quede quieto y le surte un buena piña. Si no fuera porque es tan dramático… me cagaba de risa.
DARÍO: —Ahora, yo creo que el problema con el bizco debe haber sido porque no acertaría a enfocarle a los dos ojos a la vez. Eso si que es jodido ¿no?
CLAUDIO: —¿Vos viste lo que declaró la ciega en la cana? Dijo que él no había llegado a agredirla, que ella fue la que le pegó primero porque no iba a permitir que le dijera que no tenía alma. Claro, el pobre Mauricio no le encontraba el alma en la mirada. De cualquier modo nadie puede asegurarnos que la tuviera, ¡qué sé yo!, quizás él no estaba equivocado, para mí su teoría no es tan errada.
La luz va bajando lentamente mientras hablan.

DARÍO: —Errada o no, al menos tenía un proyecto, ahora esta posibilidad ya no existe y…, ¿qué será de Mauricio?
CLAUDIO: —Es cierto, ¿y del alma?
La escena queda totalmente a oscuras.
Se baja el telón.

F I N

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