INSTITUCION EDUCATIVA LICEO LA PRADERA
PLAN DE CLASES LENGUA CASTELLANA GRADO
8º---
DOCENTE FREDY PADILLA BAUTISTA
FECHA………………………………………CLASE Nº 19
TEMA: EL TEATRO, LA COMEDIA Y LA TRAGEDIA
TIEMPO DE EJECUCIÓN:
Cuatro periodos de clases
aproximadamente.
ESTANDAR: Utilizo el
discurso oral para establecer acuerdos a partir del conocimiento de los
argumentos de mis interlocutores y la fuerza de mis propios argumentos.
LOGRO: Caracterizar
textos dramáticos diferenciando su estructura, intencionalidad y lenguaje de
otros tipos de texto de carácter literario.
COMPETENCIAS
TEXTUAL: Analiza las
características propias de un texto como el narrativo: voz que narra, punto de
vista de dicha voz, tipos de personajes, lugar, tiempo, orden la historia,
recursos como la descripción o el diálogo, entre otras. (DBA-6)
COMUNICATIVA: Identifica
el nivel de formalidad o informalidad que se da en un diálogo con sus
compañeros. (DBA-5)
LITERARIA: Evalúa el
uso adecuado de elementos gramaticales y ortográficos en las producciones
propias y en las de otros. (DBA-8)
NDICADORES DE DESEMPEÑO
Infiere contenidos
ideológicos o culturales en los textos que lee.
Aplica categorías a
conceptos para describir la estructura del texto y caracterizar personajes.
CONTENIDO
El teatro: Es el género
al que pertenecen las obras escritas en prosa o en verso, se representan en
público por unos actores. Los textos están escritos en forma de diálogo y no
suele haber narradores .Los espectadores saben lo que ocurre a través de las
palabras. En el texto escrito, cada intervención está precedida por el nombre.
En los textos suele haber acotaciones, las
acotaciones son aclaraciones del autor sobre el vestuario, la decoración, los
movimientos del personaje...
Las acotaciones o no
están escritas de la misma forma que el texto o están entre paréntesis.
La Comedia: Del latín
comedia, una comedia es una obra que presenta una mayoría de escenas y
situaciones humorísticas o festivas. Las comedias buscan entretener al público
y generar risas, con finales que suelen ser felices. Comedia es también el
género que agrupa a todas las obras de dichas características.
La Tragedia: Las
tragedias son obras teatrales en las que los personajes se enfrentas a graves
conflictos. Los personajes de las tragedias suelen estar dominados por fuertes
sentimientos como el amor, el odio, la ambición...
La seriedad de los asuntos planteados en la
strajedias contras ta con la ligereza de los contenidos de la comedia.
Entre los grandes autores de tragedias podemos
destacar a un escritor inglés William Shakespeare.
ACTIVIDAD
REPRESENTA LA OBRA
ASIGNADA SEGÚN EL CASO
Esta es una obra de
teatro cómica de 4 personajes escrita por Fabián Choque. Si te gustó puedes
revisar otras del mismo autor como "Un duende un poco apurado", "Basta de abusos, basta de
bullying" y "El Slenderman"
Título: ¡Vamos a la
playa!
Autor: Fabián Choque
Personajes:
Don Rogelio (El Papá)
Doña Lola (La mamá)
Timmy (El hermano
menor)
Sabina (La hermana
mayor)
(Se abre del telón y
aparece toda la familia corriendo por todo el escenario totalmente apurados)
Doña Lola: ¡Apúrense
por favor que ya tenemos que irnos! ¡Ay! (Sigue corriendo por todo el
escenario)
Sabina: (Se pone frente
al público toda desesperada. Se queda en silencio por un momento) ¡No encuentro
mi bloqueador! (Se coge la mejillas) ¡Me voy a quemar la piel!
Timmy: (Poniéndose a su
lado, la abraza y le jala de la mejilla) ¡Gran cosa por este pellejo!
Sabina: (Lo empuja)
¡Cállate, renacuajo! ¡Vete! (Grita desesperada) ¡¡¡Mamá!!!
Doña Lola: (Va hacia
ella) ¡Qué pasa, hija!
Sabina: (La abraza)
Mamá, no podré ir.
Doña Lola: (La mira
sorprendida) ¡Por qué no, hija! (Se acerca a ella)
Sabina: (Se coge la
cara mientras mira a su mamá) ¡Porque me malograré el cutis con el sol!
Timmy: (De lejos) ¡Es
pellejo!
Sabina: ¡¡¡Mira, ya
cállate!!! (Ve a su mamá) ¡Qué hago, mami! (Apoya la cabeza en su pecho)
Doña Lola: (Le golpea
suavemente la cabeza) Ya hijita (Mira a todos lados como buscando a alguien)
Ya, ya, ya (Ve a su esposo) ¡Mira, acá está tu papá! (Toma su mano y lo jala
hacia Sabina) ¡Él sabrá cómo ayudarte! (Mira a su esposo y le habla en secreto)
¡Ayuda a tu hija, oye! (Se va)
Don Rogelio:
(Abrazándola mientras mira a su esposa, molesto y le habla en secreto) ¿¡Cómo
safaz del bulto, no!? (Mira a su hija) ¡A ver, qué pasa hija!
Sabina: ¡Papá, se me ha
perdido mi bloqueador y se va a malograr mi tersa piel!
Timmy: ¡Se va a parecer
a la vieja del “Titanic”! (Se ríe)
Sabina: (Toma un adorno
de la mesa de centro y se lo lanza a su hermano) ¡¡¡Ya cállate!!!
Don Rogelio: (Ve a su
Timmy) ¡Ya no molestes a tu hermana! (Ve a su hija y la sigue abrazando)
Sabina: ¡Qué hago,
papi!
Don Rogelio: ¡Ya no te
preocupes, hija! (Pasa su esposa y le muestra su reloj en señal que se apure)
Mira, llegando allá te compraré un sachet para ti solita, ¿OK?
Timmy: ¡Sí, cómprale
porque si no todos van a preferir ahogarse en el mar! (La mamá se acerca a él
por detrás y se lo lleva de las orejas fuera de escena)
Doña Lola: (Mientras se
lo lleva fuera de escena) ¡Deja de molestar a tu hermana!
Timmy: ¡Auch….mamá me
duele! (Mira a su hermana) ¡Ya ves lo que causas, “pellejitos”!
Sabina: ¡Fuera de acá!
(Mira a su papá) ¡Papi! (Coloca la cabeza en el pecho de su papá)
Don Rogelio: Vamos hija
(La abraza y camina con ella) ya verás que seguirás siendo la misma chica linda
de siempre con o sin bloqueador, ¿Está bien?
Sabina: (Con voz
triste) Eso espero (Van saliendo de escena) ¡Ya mi hijita, ya!
Timmy: (Desde fuera del
escenario) ¡Ay, Freddy Krugger!
Sabina: ¡¡¡Mamá!!!
(Luego de unos momentos, entra Timmy a escena de puntas y se pone a buscar algo
debajo del sofá) (Después, saca el bloqueador de su hermana, con mirada
maliciosa)
Timmy: Acá está (Se
ríe. Después, toma un recipiente con mayonesa y le pone otra etiqueta)
Timmy: (Va saliendo de
escena, caminando y saltando) ¡Hermanita, ya encontré tu bloqueador! (Se va
cerrando el telón)
Fin
Título: ¡¡¡Esto es un
asalto!!!
Autor: Fabián Choque
Personajes:
El Pillo
El Gandaya
La Cajera
La Clienta
El Policía
(Mientras se encuentran
haciendo sus cosas rutinarias en el banco, dos personas con máscara entran y
gritan)
El Pillo: ¡¡¡Esto es un
asalto!!! ¡¡¡Arriba los monos!!! (La clienta y la Cajera se miran extrañados.
Él pone la punta de la pistola en su cabeza y se queda algo pensativo) No,
esperen.
El Gandaya: (Le dice en
el oído y en voz baja) Se dice, “Arriba las manos”
El Pillo: ¡Ah, chuma
verdad! ¡¡¡Arriba las manos!!! (Las dos reaccionan y recién comienzan a
asustarse)
El Pillo: ¡Quiero que
me den todo el dinero que tienen! ¡Para hoy!
La Cajera: Muy bien.
¿Me dan el número de su cuenta, por favor?
El Pillo: Sí, anote es
el… (El Gandaya golpea la cabeza de su compañero)
El Gandaya: ¡No seas
tonto, oe! (Mira a la encargada) Mételo todo en estas bolsas ¡Y rápido!
La encargada: ¡Sí, en
seguida! (Va a colocar el dinero en las bolsas que les dio).
La Clienta: ¿¡Pero
dónde está la policía cuando se le necesita!?
(En eso, sale del baño
el oficial; flojo y totalmente indiferente ante la situación)
El Policía: ¡Ay, qué
rico! (Voltea y ve a la Cajera y a la Clienta tiradas en el suelo boca abajo)
¿Qué está haciendo ahí? ¿Qué, está calientito el piso o qué? (Ella le señala
con el dedo a los asaltantes) ¿Qué pasa? (Voltea y ve la punta de las pistolas
en su cara) (Se asusta y comienza a gritar) ¡¡¡Mamaaaaaaaa!!!! (Al instante se
arrodilla y junta sus manos) ¡Por favor, no me maten tengo esposa con dos hijos
y otros tal vez por ahí!… ¡Yo que sé pero por favor no me maten por su
madrecita linda!
La Clienta: ¡Oiga!
¿¡Pero qué clase de policía es usted, que no cumple su deber aprehendiendo a
esos rufianes!?
El Policía: (Le quita
la pistola al Pillo y se la muestra a la Clienta) ¿¡Y qué, no ha visto el
tamañote de arma que tienen!? (Se la devuelve al asaltante)
La Clienta: (Se coge la
cabeza) ¿Y para esto pago mis impuestos?
El Gandaya: ¡Al suelo
usted también! ¡¡¡Rápido!!!
El Policía: ¡Ya voy!
¡Ya voy! (Se echa al suelo, al costado de la Clienta y ella le dice)
La Clienta: (Dice con
sarcasmo) “¡Ahora que usted está a mi lado, me siento más tranquila!”
El Policía: ¿Ah sí? ¿Y
qué cree? ¿Qué yo soy superman, que las balas me chocan y rebotan?
La Clienta: ¡Ya
mejor…cállese la boca!
(Llega la Cajera con
las bolsas de dinero)
La Cajera: (Le da toda
atemorizada) Acá está.
El Gandaya: Espero que
esté todo.
La Cajera: Si desea, lo
puede contar.
El Pillo: A ver...
(Abre la bolsa y sacando el dinero, comienza a contar) 100, 200, 300… (El
Gandaya toma la mano de su compañero y lo mira con ojos furiosos) ¡Pero
compañero! Hay que estar seguros que no nos falte nada…
El Gandaya: Guarda…
eso… ahora… ¿Ok?
El Pillo: Muy bien,
pero luego no vengas a reclamar que te han robado, ah.
El Gandaya: Si no te
callas ahora, vas a estar con ellos en suelo.
El Pillo: No te quejes
después, no más…
El Gandaya: ¡¡¡Ya!!!
(Mira a la Clienta y a la Cajera) Bueno bueno, estos caballeros, se retiran.
Muchas gracias por su colaboración.
El Pillo: Sí, y para
cualquier asalto o secuestro, acá está nuestra tarjeta (Se las entrega mientras
lo quedan mirando con extrañeza)
El Gandaya: Este…
(Extiende su mano hacia la tarjeta) ¿Me lo prestas un momento?
El Pillo: Sí, las acabo
de mandar a hacer, ¿Te gusta? (Comienza a leerlo y mientras lo hace, la
expresión en su rostro comienza a cambiar)
El Policía: ¡Inaudito!,
¡Ahora hasta los asaltantes hacen su “cherry”! ¡Qué tal raza!
La Clienta: ¡Usted
cállese, que para policía es un completo inútil!
El Policía: ¡Oiga no le
permito que me insulte! ¡A la policía, se le respeta!
La Clienta: ¡Qué “a la
policía se le respeta”! ¡Si usted para lo único que sirve, es para comer e ir
al baño! (Los asaltantes discutían en silencio sobre la tarjeta)
El Gandaya: ¿¡Pero has
gastado la plata en esto!? ¿¡Qué tenías en la cabeza!?
El Policía: Una pierna
de pollo. Sí, eso es lo único que pude comer. Me va a perdonar ¿Pero, sabe
usted a qué se parece?
El Pillo: A la “Tía
Camote”, a ella le encargué las tarjetas.
El Gandaya: Mira ya
olvídalo y vámonos (Ve a las personas) Bueno fue un gusto hacer trato con
ustedes, nos vamos (Los dos se retiran apuntándoles con sus armas mientras que
los otros se quedan en el suelo asustados, hasta que se fueron. A los pocos
segundos, entra El Pillo rápidamente y les deja la tarjeta)
El Pillo: (Habla en voz
baja) Acá abajito está el número, llámenos (Al instante de dejarles la tarjeta,
se va. Todos se quedan mirándolo muy sorprendidos y extrañados. Luego, se
levantan).
El Policía: (Todo
cursi, toma la palabra) Tuvieron suerte esta vez (La Clienta lo mira con
indignación).
La Clienta: Mire, mejor
cállese antes que me amargue (Va donde la Cajera y la encuentra maquillándose)
¿¡Y usted, qué está haciendo?
La Cajera: ¡Ay pues con
todo esto, se me cayó todo el maquillaje!
El Policía: Bueno lo
que es por mí, esta pelea me ha dado hambre. ¡Ya regreso, voy a comer!
La Clienta: ¡Oiga! ¿¡Y
usted a dónde cree que va!?
El Policía: ¿Qué?
¿También quiere un sanguchito? Hay de pollo, de chancho de…
La Clienta: ¡Qué
sanguchito, ni que “ocho cuartos”! ¡Lo que debe hacer es investigar este asalto
para atrapar a los asaltantes!
La Cajera: Este lo
único que atrapa es una papa rellena con ensalada.
El Policía: Y un poco
de ají.
La Clienta: ¡Esto es el
colmo de la desfachatez! ¡Me voy de aquí! (Se retira totalmente molesta)
El Policía: Bueno, yo
sí me voy a comer. Ya vengo (Se va todo despreocupado)
La Cajera: Y
aprovechando que no hay clientela, voy al baño a maquillarme. (Se va caminando
como si fuera una modelo de pasarela)
Fin
EXPERTO EN ALMA
MARÍA CECILIA SERRANO
PERSONAJES: Claudio y Darío, son hermanos
Mauricio, primo de Claudio y Darío
La obra se desarrolla en un living. Al fondo una ventana bajo la cual,
en una mesa pequeña hay un teléfono, tres sillones, un bar. A la izquierda una
puerta que da a la calle y a la derecha otra que da al interior de la casa.
Darío recorre la habitación, inquieto, gesticulando.
DARÍO: —¡Increíble! Siempre por algún motivo hay que hacerse
problema. ¿Cómo se hará para vivir tranquilo? (se sienta en el sillón más
próximo al teléfono y hace un llamado) Hola, sí, ¿Claudio? (pausa) Habla
Darío (pausa) No te hagas el idiota que no es gracioso. Venite que
quiero hablar con vos (pausa) ¡Venite y listo, che!, no sigas diciendo
pavadas. Chau. (Cuelga con brusquedad)
Se levanta, sacude la cabeza, se sirve una copa, murmura y camina
nervioso mientras espera. Se oye el sonido del timbre, abre la puerta que da al
exterior.
CLAUDIO: —¿Qué tal viejo? (entrando con toda naturalidad y
confianza, mientras Darío cierra la puerta se sienta en un silón y apoya los
pies en otro) Vamos a ver qué pavada te preocupa hoy. De paso servime una
copa a mí también que vengo con la garganta sequita.
DARÍO: —(sirviéndole la copa que pidió) ¡Claro! Para el tipo todo
son pavadas. Nada es lo suficientemente serio como para preocuparse, en
especial si no es él mismo ¿no?
CLAUDIO: —Bueno, cortála. Dejá de hablar como el viejo y decí de una
vez, ¿qué carajo pasa?
DARÍO: —Pasa,… pasa que Mauricio está dado vuelta de nuevo.
CLAUDIO: —¿Qué Mauricio?
DARÍO: —(Indignado) Cómo, ¿qué Mauricio? Estás tan convencido de
que no hay que ocuparse de una mierda que ya ni te acordás de que Mauricio, tu
primo mayor, tiene problemas?
CLAUDIO: —¡Ah! Mauri, ¿qué pasa ahora con Mauri?
DARÍO: —Ocurre que está totalmente del tomate, dice que va a inaugurar
una escuela.
CLAUDIO: —¡Bueno!, entonces no es para tanto, si hablara de un
prostíbulo, ¡todavía!, ¿pero una escuela?…
DARÍO: —(Se para, se acerca la ventana y habla mirando hacia fuera)
¡Justamente!, un prostíbulo no me preocuparía tanto tratándose de él (se
vuelve de frente a Claudio) pero ¿vos tenés idea de los conocimientos que
tiene?, ¿qué estudios cursó?, ¿si terminó alguna carrera?, ¿un profesorado? o ¿algo?
Que yo sepa no estudió un carajo. Entonces, (grita) ¿qué mierda de
escuela puede abrir? ¡Me querés decir Claudio!
CLAUDIO: —La verdad es que no sé quien está más loco, si vos o Mauricio.
(Se pone de pie, camina parsimonioso por la habitación, enciende un
cigarrillo) ¿Te pidió guita?, ¿te hizo firmar algo?, ¿qué puede pasar,
boludo? Alcanzáme un cenicero, por favor.
DARÍO: —(Le da el cenicero que estaba sobre la mesita del teléfono)
Entendé Claudio, no es sólo cuestión de guita y firmas. Se trata de que nos
hicimos responsables por él y si a este loco le da por meterse con menores, se
arma el quilombo ¿o no?
CLAUDIO. —Tranquilizate. Mauricio estará chapita, pero no es para tanto.
Además está medicado y no es ningún pendejo ¿qué edad tendrá ahora?, ¿cuarenta?
Si no me equivoco a vos te lleva diez y a mi quince ¿no? Pensalo, es grande…
está controlado…, no hagamos boludeces nosotros, che.
DARÍO: —Está bien, pero ponete en mi lugar. Me llama hoy a la mañana y
me vomita así, como si nada: ¡felicitame, voy a abrir una escuelita!
CLAUDIO: —¿Y qué le contestaste?
DARÍO: —Nada, le seguí la corriente. Me parece bárbaro, le dije. ¿Ya lo
tenés decidido?, le pregunté.
CLAUDIO: —¿Y él?
DARÍO: —(Se sirve nuevamente) Como si nada, entusiasmado me
contestó: "tengo todo encaminado mentalmente"; menos mal que lo
aclaró porque a mi ya me estaba estallando el bocho.
CLAUDIO: —¿Qué?, "¿mentalmente", te dijo? (Gritando)
¡Vos sos mil veces más pelotudo que él! ¿Hacés semejante quilombo porque el
infeliz de Mauricio tiene (recalca) "en mente" abrir una
escuela? Estás absolutamente perdido, hermano. Servime otra copa, no te hagas
el distraído que de alguna manera tengo que superar este bajón. Dale, que
termino el trago y me las tomo.
DARÍO: —Ni lo sueñes, Mauricio debe estar por llegar. Le dije que
viniese a esta hora, lo llamé un rato antes que a vos.
CLAUDIO: —¡No me jodas! ¡Q'hijo de mil!
Se bajan las luces. Fin de la primera escena.
ESCENA SEGUNDA
El mismo lugar, Claudio y Darío sentados uno frente al otro.
Suena el timbre
CLAUDIO: —Ahí lo tenés.
DARÍO : —(Va hacia la puerta que da al exterior.) Hola, pasá.
Entra Mauricio, de apariencia soñaradora, mirada perdida.
CLAUDIO: —(Se pone de pie, avanza con los brazos extendidos hacia
Mauricio) —¿Qué decís? ¡Tanto tiempo, viejo! (Se estrechan en un abrazo,
se palmean la espalda mutuamente)
MAURICIO: —¡Claudito!, ¡si te habré cantado para que te duermas!
CLAUDIO: —Bueno, loco, de eso hace siglos, ya nos vimos bastantes veces
desde aquella época ¿no?
MAURICIO: —(nostálgico) Es verdad, pero cada vez que te veo me
acuerdo y… (dejando de lado la nostalgia) ¿Te dijo algo tu hermano, che?
CLAUDIO: —(Se sienta en el lugar donde estaba Darío, Mauricio lo hace
en frente) Algo me dijo, pero no entendí mucho (cínico) por eso le
pedí a Darío que te llamara así nos contás tranquilo y en detalle (Darío lo
mira furioso, gesticulando, de pie detrás del asiento de Mauricio) Decime
¿pensás en una escuela secundaria, en algún instituto de idiomas o algo tipo
guardería, quizás?
MAURICIO: —¿Estás loco? ¿Quién carajo me va a dar una habilitación para
algo así? No, lo mío tiene que ser más modesto, más tranqui. (Claudio mira a
Darío desafiante)
DARÍO: —(Se ubica de pie frente a la ventana, a Claudio, burlón)
Yo te dije que a Mauri no se le iba a ocurrir ninguna barbaridad de esas. El
tipo es razonable, yo siempre aseguré eso, si no, no hubiese aceptado firmar
para que saliera del instituto.
CLAUDIO: —¡Bueno, bueno!, pará que firmamos los dos. Además yo sólo
estaba preguntando, a mí nunca se me cruzó que Mauricio no fuera razonable;
después de todo no estuvo allí por algo grave. ¿No?
MAURICIO: —¡Claro que no era algo grave! Son capaces de encerrar a
cualquiera por nada, en mi caso por interrumpir el sermón del cura cuando dijo
que el alma sólo puede conocerla Dios.
DARÍO: —¡Vamos boludo, contá! Contá cuál es tu proyecto.
MAURICIO: —(Con aire de suficiencia) Ustedes saben perfectamente
que yo soy un ser muy sensible. Durante el tiempo en que estuve internado
desarrollé mi capacidad perceptiva en forma más que importante. (Darío y
Claudio intercambian miradas significativas) Ocurre que debí ocultarlo
porque nadie comprende estas cosas. Si uno tiene lo que yo llamaría
"capacidades especiales, no habituales", lo tildan de chiflado.
Gracias a que hace bastante que la inquisición en su forma histórica terminó de
aplicarse es que no lo acusan a uno de brujería y lo queman en la hoguera, pero
Freud y compañía no lograron que los "perceptivos" no corramos
riesgos, distintos a la hoguera, pero riesgos al fin…
CLAUDIO: —(Interrumpiendo) ¡Totalmente de acuerdo! Esta es una
sociedad hipócrita que no acepta al diferente. (a Darío) Tomemos una
copita para matizar, servile a Mauricio.
MAURICIO: —No, gracias.Yo soy un tipo conciente, sé que la medicación
que tomo no debe mezclarse con alcohol y no quiero mandarme ninguna cagada.
CLAUDIO: —¿Te das cuenta, boludo?, ¿quién podría acusarte de nada? Pero
el mundo está lleno de injusticia.
DARÍO: —(Le sirve a Claudio) Mucho bla bla bla, pero hasta ahora
no sabemos que querés hacer.
MAURICIO: —Supongo que tendrás algo sin alcohol. Podrías traerme
gaseosa, jugo, agua, ¿no? Servime algo y les cuento.
DARÍO: —(Saliendo por la puerta de la derecha) Ya te traigo, ya
te traigo.
CLAUDIO: —(Se pone de pie) Es como vos decís, por ejemplo yo:
tengo la capacidad de beber alcohol en cantidades más grandes que la mayoría
sin que me haga ningún efecto nocivo. Pero, claro, tengo que reprimirme porque
si no me tratan de curda. No saben escabiar, pero opinan.
DARÍO: —(Vuelve con un vaso con gaseosa que le entrega a Mauricio)
Tomá, disculpáme que no te ofrecí nada antes, pero estoy tan entusiasmado con
tu proyecto que… (se sienta con aire interesado y enciende un cigarrillo).
CLAUDIO: —(A Darío ) Tomá el cenicero. Bueno, Mauricio:
somos todo oídos.
MAURICIO: —(Avanza hacia el centro de la habitación) Voy a fundar… ¡Chan
Chan Chaaachaaan! (hace bocina con las manos)… ¡La Primera Escuela de
"Interpretación de miradas"! (Claudio y Darío se miran con ojos
desorbitados y la boca abierta)
DARÍO: —(Se acerca lento por detrás de Mauricio y le rodea los
hombros) Vamos a ver, vení, sentate. ¿Cómo es eso de la
"Interpretación de miradas"?, suena original.
MAURICIO: —(Sentado junto a Darío) Cualquier ser humano con un
mínimo de inteligencia sabe que la mayoría de las veces la gente no se presenta
ante los demás como realmente es ¿no?
CLAUDIO: —(Sentándose frente a los otros dos) Absolutamente de
acuerdo, hermano, ya te lo decía: la sociedad es hipócrita.
MAURICIO: —(Se pone de pie y camina mientras habla) Bien, dado
que casi toda la gente no expresa lo que en realidad siente, por razones
varias, convengamos en que no siempe es adrede, con mala intención o por
conveniencia, se hace necesario aplicar un método de interpretación de miradas.
Ustedes se preguntarán ¿por qué de miradas? (los primos asienten con la
cabeza) Porque ya desde la inmensidad de la historia se ha dicho que (con
tono declamativo) "La mirada es el espejo del alma", ¿ y qué es
el alma sino la escencia de cada persona?
CLAUDIO: —¡Vamos Mauricio todavía!
MAURICIO: —Gracias, continúo: durante mi estadía entre seres que fueron
marginados de la sociedad por ser auténticos exponentes de la transparencia,
entiéndase locos, pude observar reacciones y actitudes que directamente eran
registrables en sus miradas a través de la profundidad, brillo o intensidad. Al
alejarme de ese entorno y establecer comparaciones con las personas que
actualmente forman mi círculo social logré identificar las respectivas miradas
y su significado; lo que pretendo es que otras personas adquieran este saber.
CLAUDIO: —(Aplaude) ¡Fabuloso!, Mauri a vos el loquero te dejó de
diez (lo abraza y palmea efusivamente).
DARÍO: —¡Fantástico Mauricio, estamos con vos!
MAURICIO: —¡Gracias muchachos!, yo sabía que podía contar con el apoyo
de ustedes. Bueno, me voy, les dejo la inquietud (se dirige a la puerta de
salida) .
DARÍO: —(Acompañando a Mauricio) Decinos Mauricio y… ¿qué título
les darías a los egresados de tu escuela?
MAURICIO: —(Gira hacia el centro) ¡" EXPERTO EN ALMAS
"!
Las luces se bajan. Fin de la Segunda Escena.
ESCENA TERCERA
La misma habitación de las escenas anteriores, a oscuras.
Se oye ruido de llaves en la cerradura. Por la puerta de calle entran
Claudio y Darío que enciende la luz ambos están cabizbajos. Usan ropa diferente
dando idea de que se trata de otro día. Claudio toma asiento.
DARÍO: —¿Querés tomar algo?
CLAUDIO: —(Con voz profunda y amarga) ¡Qué sé yo! No sé ni lo que
quiero. ¡Bah!, servime una copa de cualquier cosa, en este momento todo me da
lo mismo.
DARÍO: —Bueno, ¡che! No sos el único que está mal, después de todo nadie
hubiese querido ésto (sirve dos copas).
CLAUDIO —¿Dónde quedó el cartel?
DARÍO: —Lo dejé allá afuera, apoyado contra la pared, ¿por?
CLAUDIO: —Voy a entrarlo (se levanta y sale por la puerta de la
izquierda)
DARÍO: —(Pensando en voz alta) ¿Para qué mierda querrá entrar el
cartel?
CLAUDIO: —(Entra con una madera de fondo claro, se ve escrita una
leyenda fileteada en tonos azules y rojos, lee con tono de anuncio)
"Escuela de Interpretación de Miradas".Título oficial: "Experto
en Almas ". ¿Me parece a mí o interpretación va con "C"? (Darío
asiente con la cabeza) El ronco es una bestia, mejor hubiese sido que le
encargara el laburo a otro.
DARÍO: —Bueno, ya fue. Ahora lo que menos importa es cómo se escribe
interpretación. ¿Qué estará haciendo Mauricio?
CLAUDIO: —¿Cómo qué estará haciendo?, lo deben tener dopado, capaz que
duerme todo el día y sólo lo despiertan para enchufarle pastillas.
DARÍO: —(Pensativo) Tendríamos que haberlo previsto
CLAUDIO: —Que yo sepa la idea de que Mauricio experimentara y
profundizara sus conocimientos fue tuya, ¿o me equivoco?
DARÍO: —No, claro que no te equivocás. Pero algo había que decirle y
además, ¿quién podía pensar que se le iba a dar por experimentar con esa pobre
gente?
CLAUDIO: —¡Pobre gente, pobre gente! A mí no me parece tan pobre gente,
por unos mangos roñosos estuvieron dispuestos a ser conejillos de indias (se
sienta).
DARÍO: —Hoy por hoy, sin laburo, la gente agarra cualquier cosa. De
últimas cómo carajo podían llegar a saber que Mauricio se iba a pirar. En
realidad nadie hubiese podido imaginar que se volvería agresivo, justamente
cuando se mostraba tan espiritual. Dentro de todo a nosotros no nos fue tan
mal, a pesar de habernos hecho responsables pudimos zafar. El que no zafó, fue
él.
CLAUDIO: —¿Te imaginás la escena? (se levanta, representa la posible
escena) El tuerto sentado en la silla y Mauricio en frente de él mirándolo
fijo…, tapándose un ojo…, guiñando el mismo que le falta al tipo…, alternando
con el otro… El tuerto que empieza a sentirse incómodo y se mueve, Mauricio que
le grita que se quede quieto y le surte un buena piña. Si no fuera porque es
tan dramático… me cagaba de risa.
DARÍO: —Ahora, yo creo que el problema con el bizco debe haber sido
porque no acertaría a enfocarle a los dos ojos a la vez. Eso si que es jodido
¿no?
CLAUDIO: —¿Vos viste lo que declaró la ciega en la cana? Dijo que él no
había llegado a agredirla, que ella fue la que le pegó primero porque no iba a
permitir que le dijera que no tenía alma. Claro, el pobre Mauricio no le
encontraba el alma en la mirada. De cualquier modo nadie puede asegurarnos que
la tuviera, ¡qué sé yo!, quizás él no estaba equivocado, para mí su teoría no
es tan errada.
La luz va bajando lentamente mientras hablan.
DARÍO: —Errada o no, al menos tenía un proyecto, ahora esta posibilidad
ya no existe y…, ¿qué será de Mauricio?
CLAUDIO: —Es cierto, ¿y del alma?
La escena queda totalmente a oscuras.
Se baja el telón.
F I N
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