INSTITUCION EDUCATIVA LICEO LA PRADERA
PLAN DE CLASES LENGUA CASTELLANA GRADO 9º-1,2,3,4,.5.6-
DOCENTE FREDY PADILLA BAUTISTA
FECHA………………………………………CLASE
Nº 5
TEMA: PRODUCCION
DE TEXTOS EXPOSITIVOS
TIEMPO
DE EJECUCIÓN: Cuatro periodos de clases aproximadamente.
ESTANDAR
Utilizo un texto explicativo para la presentación de mis ideas, pensamientos y
saberes, de acuerdo con las características de mi interlocutor y con la
intención que persigo al producir el texto
LOGRO:
realizar una lectura global de textos narrativos, para inferir y categorizar
información, tanto micro como macro estructuralmente.
COMPETENCIAS
Infiere múltiples sentidos en
los textos que lee y los relaciona con los conceptos macro del texto y con sus
contextos de producción y circulación. (DBA 6)
·
Identifica y caracteriza las voces que hablan
en el texto.
·
Elabora
hipótesis sobre el sentido global de un texto a partir de la relación de
información explícita e implícita.
·
Identifica las características retóricas de
las tipologías textuales con las que trabaja y señala en sus notas de clase los
conceptos más relevantes.
DESEMPEÑO
Identifica el tipo de texto,
el género y el lenguaje utilizado.
Comprende los textos,
atendiendo a su estructura, características, propósitos e idea central.
Identifica recursos
argumentativos que sustentan la tesis de un texto
CONTENIDO
QUE ES UN TEXTO EXPOSITIVO
Un texto expositivo se
caracteriza por desarrollar un tema en forma clara y objetiva. Su principal
función es informar.
El texto expositivo presenta
el resultado de un estudio, una reflexión, una investigación o un trabajo sobre
un asunto o tema para darlo a conocer y explicarlo
"Es aquel que cumple una
función referencial. Su principal objetivo es informar, incluyendo comentarios
aclarativos, incorporando explicaciones y utilizando claves explicitas
(títulos, subtítulos, alusiones)
Se define al texto expositivo
como el que informa sobre un tema con la intención de ampliar los conocimientos
CARACTERÍSTICAS DEL TEXTO
EXPOSITIVO
- La principal intención es
informar acerca del tema desarrollado.
-El uso de la tercera persona.
-Se evita párrafos que denoten
subjetividad en la expresión de las ideas.
- Un texto expositivo puede,
al mismo tiempo, mezclar características de otros tipos de escritos, como por
ejemplo, introducir también pasajes narrativos, descriptivos, argumentativos,
etc.
-Entre los tipos de escritos
que integran este grupo encontramos: redacciones académicas como los exámenes,
artículos de enciclopedia, un ensayo, una crónica periodística, una biografía.
Los textos expositivos o
explicativos surgen para dar respuesta a interrogantes: ¿Por qué? ¿Cómo?
¿Dónde? ¿Cuándo?; por lo que su intención es brindar información sobre temas
variados. Aparecen en manuales escolares, enciclopedias, diccionarios y en
periódicos y revistas.
Estructura
Estos textos presentan
generalmente tres partes:
1. Introducción: se presenta
el tema de manera amena tratando de atraer la atención del lector.
2. Desarrollo: se amplía el
tema con las ideas más importantes, ofreciendo datos y reflexiones
complementarias.
3. Conclusión: se resume lo
expuesto para cerrar el tema. A veces, esta parte puede no estar presente.
Cuando tengamos que hacer un texto
expositivo, conviene que tengamos en cuenta estos principios:
Cómo escribir un texto expositivo
- Tener claro el tema de la exposición.
Podemos hacer una lista de los detalles que queremos incluir; seguramente
tendremos que excluir otros, bien porque nos queremos centrar en algunos,
bien porque no podemos hacer un texto inabarcable.
Para reunir esos datos podemos
investigar en periódicos, revistas, enciclopedias, internet, o libros de texto;
pero no debemos "copiar y pegar" tal cual. Nuestro texto es nuestro,
y hay que demostrar cierto estilo y originalidad.
Decide el enfoque que quieres
dar al tema. Pero recuerda que no debes dar tu opinión (aunque seguramente
tendrás una propia): debes exponer los detalles, las personas, los hechos, en
fin: los datos, de una forma objetiva.
- Tienes que plantearte a quién te diriges;
hay muchas posibilidades, y cada una requiere un formato
diferente. Por ejemplo, un trabajo presentado a tu profesor; una
exposición para presentar oralmente en clase; un informe que debas elaborar
para el director de la empresa en que trabajes; etc.
- Distribuye la información en varios
párrafos: uno de introducción, otro (u otros) de
desarrollo, y un tercero de cierre o conclusión (la conclusión puede ser
innecesaria). En la introducción debes concretar el tema, de qué vas a
tratar, y de qué no. También puedes expresar la metodología o enfoque que
vas a seguir.
- Es aconsejable escribir con oraciones
relativamente breves; si no lo haces, el lector se puede
perder. Los párrafos tampoco deben ser excesivamente extensos. Repasa el
listado de conectores y marcadores del discurso y las posibilidades de
interrelación de las ideas y párrafos, para elegir los conectores
adecuados.
- Emplea un buen diccionario de sinónimos;
así no tendrás que repetir las mismas palabras. Debes evitar los términos
demasiado generales, es decir, las palabras "ómnibus" o
"comodín": cosa, hacer, problema, etc. No intentes,
sin embargo, emplear palabras poco corrientes, porque puedes caer en la
pedantería.
- Cuando termines el borrador, repásalo y
"púlelo". Tacha palabras o frases que no
digan nada y sean meramente repetitivas; incluye los nexos que expresen la
relación entre las diversas oraciones, si faltan; ten cuidado con la
ortografía; evita el empleo de palabras coloquiales. Comprueba que has
transmitido la información de manera objetiva, sin dar tu opinión en
ningún momento, sin expresar tus gustos y preferencias, sin decir lo que
te parece bien o mal.
Si el texto es importante, y
tienes tiempo, conviene que lo dejes "dormir" un día, pensando en
otras cosas, y volverlo a revisar para terminar la versión definitiva.
Con frecuencia se descubren fallos de lo más tontos.
Los 11 Elementos Paratextuales Principales y sus
Características
Los elementos
paratextuales son la serie de componentes discursivos afines a una
producción escrita, que acompañan su estructuración sin alterar su contenido
original y que tienen por objetivo presentar el porqué y las distintas
características que posee dicha producción escrita.
Los elementos paratextuales,
también llamados paratextos, dan una idea al receptor lírico de lo que se
encontrará en una obra escrita, mas no definen por completo el contenido de
esta. Su papel es informativo, buscan captar la atención de los lectores
respecto a los textos.
Etimológicamente, el prefijo
“para” dentro de la palabra “paratextual” significa “asociado a”, “ligado a”,
“al lado de”, “junto a” o “en torno al texto” en cuestión.
Además, los paratextos agregan
precisión al proceso de búsqueda de información por parte de los receptores
líricos. Esto resulta un aspecto fundamental en las investigaciones, donde los
lectores requieren acortar tiempos y lograr conseguir elementos específicos con
exactitud, sin tener que ahondar de lleno en una obra.
El agregado referencial, organizativo
y explicativo que agregan los paratextos a las obras escritas es de gran valía.
Desde el punto pedagógico-andragógico, abre senderos necesarios al estudiante,
generando vínculos cognitivos —previos al encuentro real con la obra— que
permiten una mayor y más fácil asimilación del conocimiento.
Clasificación
Si hablamos de lo que
percibimos en un texto, podemos hablar de dos tipos de elementos paratextuales:
– Elementos paratextuales
icónicos, asociados a fotografías, recuadros, esquemas, ilustraciones, entre
otros.
– Elementos paratextuales
verbales, asociados al título, la dedicatoria, el resumen, el epígrafe, entre
otros.
Ahora bien, dentro de los
elementos paratextuales verbales se pueden apreciar tres tipos de estos en las
obras:
– Elementos paratextuales de
carácter editorial, pertenecientes a la empresa encargada de publicar la obra y
que responde a aspectos legales, de producción y edición.
– Paratextos propios del autor
y cómo concibió los contenidos de su creación.
– Elementos paratextuales de
terceros, que vienen a ser los aportes que agregan a la obra personas allegadas
al autor. Se puede apreciar este tipo de paratexto en el prólogo, en las citas
y en las notas.
Elementos paratextuales
principales y sus características
Título
Está caracterizado
principalmente por ser el primer elemento paratextual con el que se consigue el
lector. Por su exterioridad y visibilidad se requiere que sea lo más explícito
y llamativo posible.
En obras literarias como
novelas o cuentos, este elemento paratextual comúnmente está acompañado con
componentes de diseño gráfico y tipográfico que realzan su eficacia visual y,
por ende, su alcance.
Dedicatoria
Este elemento paratextual
permite al autor de la obra brindar un reconocimiento a aquellas personas o
instituciones que facilitaron la elaboración de la obra, o están inmersas en
esta Se ubica luego del título.
Se estila y recomienda que sea
breve, y normalmente aparece alineada hacia la derecha. Tiene un carácter
netamente subjetivo por significar el espacio en el que el autor ofrece su
esfuerzo, tiempo invertido y resultados obtenidos a quienes estima.
Epígrafe
Este paratexto tomó auge a
partir del siglo XVI, antes no se estilaba colocarlo en las obras. Se trata de
una frase corta que hace referencia al contenido del texto en cuestión. Puede
pertenecer a un autor reconocido o no, e incluso al mismo escritor.
Este elemento a veces se
relaciona de manera individual a los otros elementos paratextuales, a manera de
un “subparatexto”, para indicar lo que se tratará o versará en dicha parte. Es
un micro elemento comunicativo.
Resumen
Se caracteriza por expresar de
manera objetiva y breve el tema que trata la obra en cuestión. Este elemento
paratextual no acepta la inclusión de críticas positivas o negativa; se enfoca
simplemente en dar a conocer de forma certera lo que comprende dicha producción
escrita.
Otro particular que identifica
al resumen es su extensión y disposición. Se estila que este ocupe un
aproximado de media página y que su extensión sea preferiblemente un párrafo,
aunque también se aceptan subdivisiones. Sin embargo, la brevedad debe siempre
prevalecer.
Prólogo
Es el elemento paratextual que
sirve de introducción a la obra. Puede ser escrito por el autor o por alguien
allegado a la obra que ha tenido contacto con su contenido y su proceso de
producción, a quien se le confiere el honor de hacerlo.
Se caracteriza por tocar temas
inherentes a la organización de la obra, los pormenores de su elaboración, las
dificultades que pudo implicar y el desempeño de su autor. Versa también sobre
los contenidos y su valor; es una necesaria carta de presentación.
Su principal objetivo es la
persuasión, prendar al lector a la obra antes de que siquiera se enfrente a los
primeros capítulos. Se estila que la persona encargada de escribir el prólogo,
también llamado prefacio, maneje un buen lenguaje discursivo, agradable y
simple para poder alcanzar a un mayor número de receptores líricos.
Tabla de contenidos
Este paratexto permite mostrar
al lector por separado cada una de las partes y subpartes que conforman una
obra. Tiene un carácter puntual, permite especificar contenidos y, además,
ubicar de forma precisa al lector frente a la obra.
Su amplitud y especificidad
están sujetas al autor, de él depende qué tan profundo sea su alcance. Puede
ubicarse luego del prólogo o al final de la obra, según el gusto del autor.
Citas textuales
Este elemento paratextual
cumple una función de reforzamiento del discurso. Por medio de este recurso se
busca dar fiabilidad a una premisa con base en investigaciones o propuestas
previas de otros autores.
Este paratexto es muy común y
necesario en obras de carácter investigativo, no así en géneros como la novela,
el cuento o la poesía; sin embargo, no se excluye o se cataloga de imposible su
uso en estos últimos.
La cita, aparte de aportar
veracidad a la obra, reconoce la labor de los investigadores o escritores que
hablaron previamente del tema que trata el texto.
Notas
Este elemento paratextual es
un recurso de refuerzo discursivo al margen del texto que cumple una función
parecida a la de la cita; sin embargo, es un poco más directa y específica.
Se usa normalmente en textos
de carácter investigativo para aclarar ciertos aspectos incompletos en algún
párrafo o términos de difícil comprensión, aunque también se presentan en otras
obras literarias como novelas o ensayos, indistintamente.
Explican también el porqué de
ciertas citas, o complementan lo referente a los libros en donde aparece la
información de algún autor nombrado en la obra.
Se pueden ubicar en la parte
superior o inferior de la página. En ciertos casos, muy extrañamente, se pueden
hallar en los bordes laterales.
Bibliografía
Este paratexto, muy propio de
las obras investigativas, permite mostrar a los lectores los textos que
sirvieron de soporte para elaborar una investigación, los cuales se muestran
ordenados alfabéticamente por los nombres de los autores.
En este elemento se presentan
datos tales como: autor, fecha de elaboración, nombre de la obra, país y
editorial. El orden de los datos puede presentar variantes.
Glosario
Es un elemento paratextual
caracterizado por ofrecer al lector una lista ordenada alfabéticamente de los
términos que, por ser técnicos o pertenecer a ciertos dialectos propios de
algunas zonas, requieren de una explicación para hacerse entender.
Anexos
Este elemento paratextual
presenta una dualidad al poder contener paratextos icónicos como fotografías, o
ilustraciones y paratextos de índole verbal como documentos o
encuestas. Su fin es reforzar y dar veracidad a lo expuesto con
anterioridad en la obra.
Importancia
Los elementos paratextuales
son un recurso necesario para la legitimación de las obras escritas. Vienen a
representar al lector lo que una ventana con luz a una casa oscura.
Son un abanico dispuesto a
refrescar las inquietudes, son un medio idóneo para que el mensaje codificado
por un escritor llegue al lector de manera más simple.
El papel orientador que cumple
el paratexto en la lectura rompe las barreras que se presentan comúnmente entre
el lector novato y los textos, e invita a sumergirse en las obras. Esta es
quizá la más importante de sus funciones.
EJEMPLO DE TEXTO EXPOSITIVO
EL CORAZÓN
La circulación sanguínea no
sería posible sin un elemento que impulse la sangre por todo el cuerpo. La
función de “bombeo” está a cargo de un órgano que generalmente se asocia con la
vida: el corazón.
El corazón humano está formado
por un tipo de tejido muscular llamado “cardíaco”, que tiene una contracción
rápida pero independiente de la voluntad. En esto se diferencia de los músculos
del esqueleto, que movemos cuando queremos.
El tejido cardíaco recibe el
nombre de “miocardio” (“mio” significa músculo y “cardio” corazón); y forma las
cuatro cavidades que constituyen el corazón: dos superiores, las aurículas y
dos inferiores, los ventrículos.
La aurícula derecha se
comunica sólo con el ventrículo del mismo lado. Aurículas y ventrículos no se
comunican entre sí, ya que están separados por una pared muscular gruesa
llamada tabique interauricular e interventricular, respectivamente. En la zona
de unión entre la aurícula derecha y el ventrículo derecho hay una válvula
formada por tres repliegues llamada “tricúspide”. Su función es evitar que la
sangre que llegó al ventrículo vuelva a la aurícula.
La válvula que está entre la
aurícula y el ventrículo izquierdo cumple la misma función, y como está formada
por dos repliegues se denomina “bicúspide” (o mitral).
Además, cada ventrículo tiene
en la salida de las arterias otras válvulas llamadas “semilunares”, que también
evitan el retroceso de la sangre, una vez que ésta salió del corazón.
El corazón está rodeado de
vasos llamados “coronarlos” que se encargan de llevar oxígeno y alimentos a las
células musculares que lo forman. Cuando un vaso coronarlo se obstruye puede
producir un infarto de miocardio.
Revel Chion, A. y Meinardi,
Elsal Ciencias Biológicas.
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